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Dianora Estrada A. 2006-2016 Demetrio Merino A. 2016-
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AÑO X Nº 2 / ABRIL - JUNIO 2015 |
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HOMENAJE A ARMANDO GUERRA |
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por D. Merino Alcántara |
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La Pandera, 8. 23160 Los Villares (Jaén), ESPAÑA |
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Micobotánica-Jaén AÑO X Nº 2 (2015) ISSN 1886-8541 |
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Armando Guerra de la Cruz, taxista y camionero de profesión, entró en la micología en un momento en que se encontraba en paro, con intención de ganarse la vida recolectando setas para venderlas.
Para aprender a distinguir las comestibles de las venenosas, acudió a lo que ahora es la Sociedad Micológica de Madrid, y allí se convirtió en el mejor micólogo de divulgación popular que he conocido en España. A finales de la década de los 80 del siglo pasado, cuando la micología popular andaluza estaba en pañales y se empezaba a impulsar de forma pionera desde la provincia de Jaén, apareció por allí este singular personaje, que me epató totalmente con sus charlas y visitas guiadas llenas de anécdotas, que atraían, por entonces, las más nutridas asistencias a cualquier tipo de acto cultural que se celebraba en la capital jiennense. Desde entonces se convirtió en mi referente y en mi maestro y lo poco o mucho que he aprendido a hacer en este apasionante mundo de la micología, se lo debo principalmente a él. También le debe Andalucía el impulso que entonces dió a lo que hoy es el auge de la micología en esta región. Luego, ya no sólo compartimos con él sus visitas micológicas a Jaén, sino que también lo visitamos, mi mujer Dianora y yo, en varias ocasiones en su casa de Casillas (Ávila), estuvimos con él en el Grupo Micológico que dirigía en Madrid, durante dos años, aprendiendo microscopía micológica, en las reuniones de los lunes, a las que íbamos en autobús todas las semanas desde Jaén, y, después, lo patrocinamos para iniciar con un primer curso de microscopía, lo que ya ha sido una continuidad anual en nuestra Asociación Botánica y Micológica de Jaén. En ese curso, celebrado en El Viso del Marqués, descubrió Armando, como me comentó en su homenaje, sus problemas con la vista, que, poco a poco, le han ido apartando de la micología. Fue una anécdota tristemente curiosa, pues estábamos tratando de observar unas estructuras microscópicas llamadas setas y, cuando encontré una, la íbamos viendo todos los participantes y él lo negaba, asegurando que le estábamos tomando el pelo, hasta que pidió a mi mujer, Dianora, en la que confiaba más, que se lo confirmase, lo que así hizo. Entonces reconoció que empezaba a tener problemas con la vista. Dejo unas fotografías de recuerdo. |
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Salvo indicación en contrario, las fotos están realizadas por Demetrio Merino. |
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